Infecciones de piscina

Un baño en la piscina es la mejor forma de refrescarse en verano pero, en ocasiones, esta práctica no está exenta de pequeños riesgos para la salud, sobre todo para nuestros pequeños.

Dermatitis, infecciones en los ojos o en los oídos son afecciones relacionadas con el uso de piscinas y la playa. Los niños pasan mucho tiempo en el agua lo que les hace más vulnerables a estas afecciones. Pero podemos tomar precauciones para que el cloro no provoque daños ni en los ojos, ni en la piel y para prevenir las temidas “otitis de piscina”.

Los ojos son uno de los puntos débiles en la piscina . El agua de las piscinas tiene un efecto irritante en los ojos y se producen las conjuntivitis. Para prevenirlas se recomienda el uso de gafas protectoras, sobre todo en los niños que suelen permanecer mucho tiempo en el agua.

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Los oídos son otro de los puntos vulnerables , y por ello, las otitis están a la orden del día. La humedad provocada por los baños continuos crea un entorno favorable que facilita la proliferación de microorganismos. Las otitis pueden evitarse si se utilizan tapones adecuados para los oídos si se emplean productos preventivos que actúan como secantes para los restos de agua y que se aplican después del baño.

La piel, otro punto débil en la piscina. Para las pieles delicadas, el cloro es un agente irritante que puede minimizarse con una ducha de agua fresca o con el uso de productos emolientes después del baño.

Hongos, y el pie de atleta también son infecciones frecuentes y para prevenirlas es muy importante secar bien los pies después del baño y los expertos recomiendas usar zapatillas de goma para andar por las zonas húmedas de la piscina.

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